Reconstrucciones a la porteña: Velocidad del habitante y lentitud institucional – Columna Pedro Serrano

Valparaíso ha demostrado históricamente ser una ciudad de desastres. Por su territorio habitado han pasado tsunamis, terremotos, aluviones, derrumbes, inundaciones, marejadas, remociones de masa, grandes incendios. Evidentemente en esto hay mala memoria y se repiten los errores del pasado. Por lo tanto, podríamos deducir que el habitante antiguo tiene culturalmente asentado que deberá reconstruir tozudamente las veces que sea necesario sus viviendas, sus juntas de vecinos, sus templos, sus colegios, etc.

pedro-columnasLo curioso y particular en estos casos es que, normalmente luego de un desastre, muchas familias que se quedan sin techo, no esperan, no pueden esperar las reacciones del Estado, puesto que estas burocráticamente suelen tardarse más de la cuenta.

Nunca hay disponibles suficientes estructuras o viviendas de emergencia o de tránsito, albergues preparados, por lo tanto, las familias siguen con ayuda ciudadana cercana, el procedimiento nunca escrito para enfrentar este tipo de desastre. Vale decir, primero que nada, enfrentar el desastre mismo cuando ocurre, los terremotos suelen ser rápidos y con secuelas, por ejemplo, una semana; los incendios pueden ocurrir entre 1 y 3 días los aluviones son 30 segundos y así; es de suma importancia que hoy el habitante sepa o tenga al menos una capacitación y acuerdos respecto a resguardos previos, preparaciones, para protegerse o para evacuar o para colaborar con sus vecinos. Luego de esto y hablo aquí desde mi experiencia, viene la difícil tarea de rescatar cadáveres, ayudar a las víctimas, salvar mascotas rescatar enseres posibles y rápidamente, determinar un modo de albergue, un modo de alimentar la familia, conseguir agua, sanitario y en casos que la mala suerte agregue mal tiempo a la situación, el cobijo inmediato debiese soportar viento lluvias, frío, inseguridad.

Durante el último gran incendio de Valparaíso dónde se quemaron 3000 hogares, esta faena difícil de remoción de escombros, de ayuda a las víctimas y búsqueda de refugio rápido, demoró entre un día y un par de semanas con la ayuda de equipos de socorro, y de miles de estudiantes comprometidos.

Se levantaron ollas comunes, comedores solidarios, recolección de alimentos y organizaciones ciudadanas que velaban por alimentar a los miles de habitantes siniestrados, a los estudiantes y a los cuerpos de socorro, esto nuevamente, sin la intervención oportuna a nivel aceptable de las entidades responsables correspondientes.
Mientras esto ocurría, en las atochadas oficinas de las instituciones públicas y el Estado se discurría como hacer frente al desastre, echando mano a leyes, catastros, normas y disponibilidades. De nuevo en ausencia de protocolos. Por supuesto este proceso suele superar en el tiempo la urgencia de las realidades, tornándolo entre torpe, ineficiente y hasta ridículo. El habitante en su desesperación es desde ya mucho más rápido.

En Valparaíso 3 meses después de la tragedia, estaba casi todo reconstruido, con algunos subsidios, las ideas, manos y recursos de la gente, por supuesto con total ausencia de planificación, en condiciones muy precarias y con estructuras riesgosas e imposibles, en lugares peligrosos y muy poco acompañamiento profesional. Un poco la manera como siempre se ha expandido Valparaíso por los cerros.

Por supuesto esto deja a la ciudad alta como un conglomerado abigarrado y de mal planificas escaleras, pasajes donde no caben vehículos de emergencia, callejones sin salida, casas de madera contiguas, nada con cortafuegos, ocupación de quebradas inundables, sin prevenir situaciones de riesgo, en la urgencia por conquistar el terreno y construir un cobijo para familias normalmente extendidas.

El último incendio de Viña del Mar fue un 4 de febrero de 2024, hoy en día, principios de mayo, ya está todo casi reconstruido, se quemaron 9800 casas. Se han entregado unas pocas casas de emergencia, pequeñas, muchas de ellas sin sanitario, lo que las hace inhabitables. Mientras miles de casas nuevas precarias de madera, barras de acero livianas, sin aislante, techos livianos, vuelven a aparecer en los mismos terrenos recientemente quemados, han conseguido llegar con agua, energía eléctrica, pequeños servicios, almacenes, recuperando la vida cotidiana por mano propia.

La seguridad, siempre habrá saqueadores oportunistas, el acceso a la energía, para iluminar calentar o ventilar, el acceso al agua potable y sobre todo a sistemas sanitarios adecuados, son vitales para evitar epidemias, problemas de salud, problemas de suministro y todos aquellos recursos que son fundamentales cuando se habla de urbanización. Sin embargo, hay que reconocer que un gran porcentaje de las viviendas quemadas eran y son viviendas de asentamientos precarios irregulares, dónde propiedad y urbanización son cuestiones en duda permanente.

Y ya viene siguiente desastre, imposible determinar de qué tipo, cuando y a cuantos afectará. Nuevamente se destaca aquí que debiese haber protocolos estrictos, claros y disponibles, tanto para las autoridades, equipos de emergencia, como para la población. Mientras estos procedimientos no estén claros, será evidente señal que hemos aprendido poco.

La ciudadanía, los habitantes, reconstruirán siempre antes que los programas estatales, por lo que habría que enfocar los esfuerzos técnicos, materiales, de planificación y de operación en el habitante organizado. ¿Cuánto tiempo toma construir 9000 viviendas sólidas y seguras, que no ojalá no sean bloques de departamentos pequeños imposible de ampliar, que es precisamente lo que el Estado pretendería por eficiencia, pero la gente estadísticamente no quiere?, de seguro que, cuando se sepa claramente esto en sus futuras programaciones, ya estará todo reconstruido a su manera por el habitante.

Valparaíso, mayo 2024
Msc. Ing. Pedro Serrano Rodríguez
Director Unidad de Arquitectura Extrema UTFSM
Miembro Foro de Altos Estudios Sociales de Valparaíso
Socio de ACHIDE Asociación Chilena del Espacio
Fellow de Ashoka
Presidente Directorio Fundación TERRAM


* Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten, y no representan necesariamente el pensamiento del Departamento y la Universidad.

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Picture of María Cirano

María Cirano

Chile 🇨🇱
Arquitecta y Fotógrafa

El Ingeniero Comercial USM realizó un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci.

Andy Carreño, Ingeniero Comercial de la Universidad Técnica Federico Santa María conoció a su actual señora -de nacionalidad francesa- en nuestra Casa de Estudios. Por ello, decidió emigrar a Francia, donde estudió un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci. Cabe destacar, que en su época universitaria realizó una pasantía en La Bocconi, universidad ubicada en Milán.

Andy el 2016 decidiste comenzar una nueva vida en Francia, ¿cómo surgió esta idea y por qué en aquel país?

“En mi época universitaria me fui de intercambio a La Bocconi, universidad ubicada en Milán. Me enamoré de Europa y siempre quise volver. Además, conocí a mi actual señora francesa quien se encontraba de pasantía en la Universidad Técnica Federico Santa María.

Luego de finalizar mis estudios, decidí emigrar a Francia para estar con ella. No obstante, la gran dificultad de este cambio de vida ha sido el idioma aunque éste ha mejorado año tras año. Cursé una formación intensiva para aprender francés y posteriormente trabajé en una start up lo que me permitió obtener un mejor nivel escrito y oral de la lengua. Además, realicé un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci.

Vivir en el extranjero ha sido una gran experiencia. Me reúno con una comunidad de chilenos para eventos claves, como lo son las Fiestas Patrias. También, los franceses me han acogido muy bien en los trabajos y han sido empáticos con mi llegada”.

Volviendo al pasado, ¿por qué decidiste estudiar en la Universidad Técnica Federico Santa María? ¿qué valoras de ser un exalumno de nuestra Casa de Estudios?

“Nací en Valparaíso y gran parte de mi familia estudió en la Universidad Técnica Federico Santa María. Por ello, decidí ingresar a dicha Casa de Estudios. Su prestigio e historia, la hace aún más única.

Por otra parte, me siento orgullo de ser parte de la comunidad sansana. He visto bastantes reportajes de exalumnos y de académicos que se destacan en un área en particular. Tengo excelentes recuerdos y lo que más me fascina es la infraestructura del edificio emblemático del Campus Casa Central Valparaíso.

La USM me entregó una formación sólida que nos lleva a ser excelentes profesionales, donde encontramos soluciones a todos los problemas. Además, contamos con una tremenda capacidad de adaptación”.

Por otra parte, estudiaste un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci ¿cómo calificarías dicha experiencia?

“Fue una gran experiencia estudiar un MBA en Francia, donde mi objetivo fue conocer las finanzas internacionales y francesa. Allí conocí muchas personas de múltiples culturas e hice grandes contactos”.

 

Finalmente, ¿cómo te ves de acá a cinco años más? ¿cuáles son tus proyecciones profesionales?

“Me gustaría relacionarme más con la agricultura francesa. Además, mi proyecto a mediano plazo es ser asesor financiero de dicha industria en este país”.