Toda nuestra historia humana el planeta Venus nos ha acompañado, es muy visible y ha sido icónico en muchas culturas. La estrella mapuche de ocho puntas es el lucero del alba o del atardecer. Venus es segundo planeta de nuestro sistema solar, luego de Mercurio, es rocoso y muy similar en masa y diámetro a la Tierra. En términos generales su órbita está a unos 40.000.000 de km de la de la Tierra, la distancia mínima Tierra-Marte es de 54,6 millones de kilómetros. Venus, además, con una gravedad de 8,87 M/seg2 un año de 225 días, y una atmósfera con nubes, compuesta de CO2 96,5% y Nitrógeno 3,5%, (la de la Tierra es de u 75% nitrógeno), se parece muchísimo más a la Tierra que Marte y por todo esto fue llamado “planeta hermano” por los astrónomos. Allí mirando hacia Venus iniciaríamos la era de las visitas planetarias.
El idilio espacial interplanetario se terminó abruptamente cuando las sondas enviadas lograron medir que la temperatura superficial tenía una media de 460 grados Celsius. La madera en la Tierra se quema a los 200°C, hemos encontrado vida orgánica en las chimeneas volcánicas submarinas terrestres, viviendo en torno a los 130 grados cerca de lugares a 450 °, así que no podemos negar las posibilidades a la vida en Venus, La antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviética llegó a enviar desde los años 60 y 70, 26 sondas al planeta más tentador de nuestro vecindario para una carrera espacial. El principio del fin del idilio fue cuando la sonda Venera 7, el 15 de diciembre de 1970, midió temperaturas superficiales entre los 457 y 474 grados centígrados. Entonces todos se concentraron en Marte. Siguió una serie de sondas y orbitadores a Venus de Rusia, con planes hasta 2030, U.S.A., ESA, incluso misiones de India y Japón. Se encontró una capa compacta de nubes, nubes con gotas de ácido sulfúrico y otros datos que hacían difícil pensar la llegada del ser humano a Venus.
Venus está más cercano al Sol que la Tierra, por lo tanto, es evidente que sería más caliente que nuestro planeta, sin embargo, el “efecto invernadero” que aportan sus nubes de agua y ácido sulfúrico, (Volcánicas al parecer) es lo que sube aun más la temperatura de la superficie, ya que esta se calienta durante la mitad de un día larguísimo, de 116 días y 18 horas terrestres y luego, la capa de CO2 (igual que en la Tierra) evita que dicho calor escape en otra larga noche de 58 días. Este “calentamiento global” venusiano es una buena advertencia para los terrícolas de hoy y su emisión de gases de invernadero (CO2). Ni pensar la catástrofe posible en una mega erupción volcánica por estos lados. Venus es hoy un extremo ejemplo de los pudiese pasarle a nuestro planeta.
Rusia, sabiendo todo esto, probó con éxito enviar globos aerostáticos para medir condiciones sobre la capa de nubes (30 kilómetros arriba a menor temperatura) que lograron dar un tercio de vuelta al planeta. Plantear explorar Venus desde el aire, usando globos a guisa de dirigibles, permitiría sobrevivir una tripulación de científicos ya sea humanos o robóticos, comunicarse con la Tierra, incluso soportar el lanzador de escape para volver a la Tierra. Ya están las agencias espaciales terrestres planificando este tipo de exploración venusina, además con la esperanza que, avanzada la noche local, el planeta se enfríe un poco. Aquí viene la oportunidad para desarrollar arquitectura en el aire, el “aire” de Venus. (CO2)
Arquitectura en el aire
Con la exploración artístico-pictórica,”Todo en el aire” (CCR y UTFSM), el autor durante la primera década del siglo XXI, propuso especulaciones imaginativas sobre vivir en el aire recurriendo a toda la experiencia sobre dirigibles del siglo XX. Esta especulación gráfica puede animar a los arquitectos a diseñar estaciones para la futura exploración humana del planeta Venus. Hay que averiguar científicamente asuntos como la presión atmosférica del CO2 a 50.000m, el gas a usar para levantar los navíos flotantes, los materiales de última generación para estructurarlos, el volumen de los globos para levantar cuanto peso, y diseñar los habitáculos sellados para desarrollar actividades humanas y robóticas en Venus y por supuesto, especular sobre los recintos, la cantidad de ocupantes, los laboratorios, los soportes de los sistemas de escape y retorno a órbita y luego a la Tierra. Salir en un cohete desde 50.000 metros con una g menor que en la Tierra, parece ser una viable manera de retorna a órbita donde una nave espacial puede hacer el viaje a la Luna, Artemisa, y desde allí viajar en cápsula a la Tierra.
Existiendo la experiencia Rusa de globos en Venus. La NASA se plantea la posibilidad de enviar humanos a Venus, para vivir en dirigibles flotantes (xataka.com)
Representación artística de un puesto flotante tripulado en Venus del concepto operacional Venus de gran altitud (HAVOC) de la NASA.
Msc. Ing. Pedro Serrano Rodríguez
Director Unidad de Arquitectura Extrema UTFSM Valparaíso, junio 2023
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