Arquitectura considera entre muchas cosas el diseño de espacios habitables, que acojan el acto humano, y lo inserten adecuadamente en el entorno. El asunto siempre ha sido complejo, pero hacerlo en otro cuerpo planetario como nuestra Luna, va más allá de la forma, la función y el paisaje y pasa mucho por la tecnología, los materiales, su concepción, manejo local o su creación en la Tierra y su transporte. La arquitectura lunar será tecnológica, primero que nada. Es extrema, porque debe acoger el acto humano allí donde no hay ni la temperatura, ni la humedad, ni la gravedad ni la presión, ni los gases, ni el campo magnético que tienen los habitantes de la Tierra, además donde le caerá permanentemente radiación mortal y miles de micro meteoritos.
La luna es completamente distinta a la Tierra, no tiene atmósfera, está al vacío, su gravedad es un sexto a la de nuestro planeta, el agua salvo que sea hielo muy protegido se sublima al vacío. La luna no tiene campo magnético por lo tanto ninguna defensa a la alta radiación solar ni a los rayos cósmicos, todos mortales para la vida orgánica, sin atmósfera nada detiene los meteoritos grandes y sobre todo los pequeños que llegan a altísimas velocidades, capaces de traspasar cualquier acero, cosa de mirar una buena fotografía del suelo, sobre todo las fotografías tomadas por el Róver con que India ha aterrizado en el polo sur de la Luna, los pequeños impactos en el suelo lunar se ve que son son miles de millones, el suelo mismo está formado por meteoritos y rocas pulverizadas por los impactos y las diferencias de temperatura, las fracturas provocadas por menos de 200 grados Celsius a la sombra y cientos de grados al sol. Probablemente se encontrará agua congelada lo que sí será un enorme aporte a la vida, los procesos productivos, incluso para conseguir los combustibles y oxigeno necesarios en esta aventura humana.
Ninguna de estas arduas condiciones descritas permite la vida humana en la superficie, si no es con un traje especial y por un tiempo corto. Desde ya, todas esas imágenes mostrando iluminados invernaderos terrícolas en la superficie son una falacia artística, no hay cultivos terrícolas que sobrevivan a esa transparencia y tampoco hay estructuras que soporten el bombardeo de micro meteoritos a más de 70.000 km por segundo. El error más simple por cometer con arquitectura en la Luna es intentar imitar lo que hacemos con la arquitectura en la Tierra. El segundo error, por supuesto, es imaginarla en la superficie.
La superficie lunar por algunos momentos es visitable individualmente en un traje espacial a toda regla (hay vacío, frio y calor radiado), pero pensar en hacer una estructura habitable estática que dure un año o más, recibirá dosis de radiación cósmica mortales para sus habitantes y estará sometida al azar de un golpe de meteorito.
De todo esto es posible especular acá en la Tierra, que un hábitat para humanos terrestres en la Luna estaría no bajo una capa de regolito, que no detiene radiación cósmica ni detiene los meteoritos a esas velocidades, si no que habrá que pensar en poner unos centenares de metros de roca lunar entre la superficie y el hábitat artificial de los futuros humanos en la Luna. Esto se lograría buscando antiguas intumescencias volcánicas, túneles de lava o impactos profundos de meteoritos, o lisa y llanamente, perforando como lo hacemos con la minería terrícola.
Las naves espaciales deberán alunizar también en las profundidades. Vale decir, construir en la luna hábitats permanentes requerirá de un interesante trabajo de obra para adaptar el territorio antes de construir. Se han descubierto cavernas enormes donde cabe una ciudad entera aparentemente aptas para adaptar rápidamente instalaciones terrestres. “La sonda japonesa SELENE descubrió tres agujeros circulares profundos en la superficie lunar causados tal vez por el colapso o caída de trozos de techo de varios tubos de lava o intumescencias”.
También hay que considerar en las futuras arquitecturas, que la gravedad en la Luna es la sexta parte de la de la Tierra. Y esto es bastante grave, ya se sabe que pasar mucho tiempo en baja gravedad tiene serias implicancias fisiológicas para el cuerpo humano, se pierde calcio de los huesos, se pierde musculatura incluso con ejercicio, se debilita el corazón. Si eso dura más de un año puede ser bastante peligroso. Hay que pensar también en el retorno a la Tierra. Hoy en día los astronautas que retornan de la estación espacial internacional bajan en camilla y demoran unos meses en rehabilitar. Mientras no dominemos la gravedad artificial localizada, la arquitectura en la Luna deberá tomar en cuenta que los espacios diseñados, pisos, escaleras, muebles, etc. deben considerar que el modo de caminar, saltar, mover pesos, subir escalas, será bastante distinto aun en espacios presurizados, dado, además, que en espacios lunares al vacío usaremos engorrosos trajes de presión, compuertas especiales de compresión y descompresión para entrar y salir. Lugares para dejar los trajes lunares y ponerse ropa más cómoda. Todos estos asuntos cambian la ergonomía clásica que aparecen en libros clásicos de arquitectura como el “NEUFERT 14 Edición – El arte de proyectar en arquitectura”.
Es muy probable, además, que haya más de una estación espacial en órbita baja sobre la Luna dado que habrá misiones en el lado oculto, el ecuador y los polos. De hecho, debiese haber un intercambio rápido de personal y equipos desde y hacia la Luna, con estaciones espaciales donde podría existir recintos en gravedad artificial centrífuga G 9 para procedimientos médicos y pre-adaptación a la gravedad terrícola de tripulaciones selenitas que vuelven a su planeta madre.
También es necesario considerar que el ensamble y equipamiento de misiones a Marte se harán en órbita Lunar. Mucho trabajo de muchas naciones ojalá conjunto, que ya está sucediendo cada vez con mayor rapidez y muchos actores. China, India, Israel, Emiratos Árabes, ESA, Estados Unidos de Norteamérica, Rusia, Japón y varias naciones sumándose desde sus universidades, centros de investigación y respectivas agencias espaciales.
Por lo tanto, todas esas instalaciones en la Luna, bajo la Luna y en órbita Lunar, requerirán de Arquitectura Extrema, serán ocupadas por humanos y robots, y está toda por diseñar proponer y ojalá, probar. Un desafío de especulación científica, tecnológica y diseño para todas las escuelas de arquitectura del mundo.
Buena parte de esto fue imaginado hace más de 60 años por Arthur C. Clarke, Físico y Matemático, cuando escribió “2001 Odisea en el Espacio”, transformado en filme de culto por S. Kubrick. Todo lo que la humanidad logra alguna vez se sueña con antelación.
Msc. Ing. Pedro Serrano Rodríguez
Director Unidad de Arquitectura Extrema UTFSM
Miembro Foro de Altos Estudios Sociales de Valparaíso
Socio de ACHIDE Asociación Chilena del Espacio
Presidente Directorio Fundación TERRAM
Fellow de Ashoka
Septiembre 2023
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