Taco de misiones en Marte durante el mes de febrero – Columna Pedro Serrano

Columna de opinión por el profesor Pedro Serrano Rodríguez, académico del Departamento de Arquitectura USM, Msc. Ing. Director Unidad de Arquitectura Extrema.

2_pedro-serranoUna de las cosas buenas que trae la carrera espacial es el desarrollo de nuevas ideas y tecnologías, que concurren a hacer mejor la vida acá en la Tierra. Se podrán encontrar muchas cosas para enfrentar el cambio climático, las sequías, la producción alimentaria, incluso mejoras a la salud y la educación. Una proyección a la carrera espacial impulsa la investigación en ciencias y tecnología, mueve la economía, genera empleos, mejora la unidad y el orgullo nacional, permite alianzas sinérgicas con otros países.

A fines de febrero recién pasado Marte recibió la primera misión interplanetaria Árabe -Al Amal, (Esperanza)- que ya envió hermosas fotos del planeta rojo, demorando casi 7 meses en llegar. Semanas antes había logrado órbita marciana la sonda china Tianwen-1, que orbitará unos meses y luego hará descender un pequeño robot.

También el mes pasado amartizó exitosamente el rover de equipos canadienses, europeos y norteamericanos de la misión Perseverance, la más pesada, la más cara (unos 2.700 millones de US$) y multinacional de la NASA: una tonelada del tamaño de un automóvil, con 23 cámaras, 2 micrófonos y un dron. Ha sido el más costoso y complejo de la historia humana, mediante una impactante maniobra de amartizaje. En el cráter Jezero, de 45 km de diámetro, buscará pistas de la geología, agua y eventuales señales de vidas pasadas o presentes. El rover no dependerá de la energía solar puesto que lleva un reactor con 4,8 kilógramos de plutonio (ojalá no contamine nada), que aseguraría 14 años de energía para la misión.

Ya en 2014 había llegado una sonda que desarrolló, construyó y lanzó India, que como novedad costo unos 70 millones de dólares contra los casi 700 que costó la película “Gravity”, que además no fue a ninguna parte. Simple y barato fue su lema, Para el público lector chileno, aclaro que, por ejemplo, un Boeing 747-8F cuesta 403,6 millones de US$.

Por supuesto, siguiendo el dominio noticioso que U.S.A. tiene sobre Chile, el público nacional se vio bombardeado por diarios, televisión, redes sociales por la misión de la NASA, casi no supimos de las otras. Sin embargo, resulta interesante enterarse que la misión de la India costó sólo 2 puentes Caucau de Valdivia. Cohete incluido. Y esa misión ha sido fuente de orgullo y unidad en un país de nada menos que 1.400 millones de habitantes.

Chile, ¿espectador pasivo?

De todo lo anterior vienen las preguntas para hacerse en Chile, ¿somos espectadores pasivos de esta epopeya humana?, ¿estamos amarrados a alguna agencia espacial internacional?, ¿Tenemos ciencia tecnología e ingeniería para intervenir positivamente en estos procesos? ¿dónde está la Agencia Espacial Chilena?

Una de las cosas buenas que trae la carrera espacial es el desarrollo de nuevas ideas y tecnologías, que concurren a hacer mejor la vida acá en la Tierra. Se podrán encontrar muchas cosas para enfrentar el cambio climático, las sequías, la producción alimentaria, incluso mejoras a la salud y la educación. Una proyección a la carrera espacial impulsa la investigación en ciencias y tecnología, mueve la economía, genera empleos, mejora la unidad y el orgullo nacional, permite alianzas sinérgicas con otros países.

Volviendo al planeta rojo, ya la ciencia tiene claro que su conquista deberá hacerse bajo Marte. Allí la humanidad podrá encontrar protección a los rayos cósmicos, agua, materiales y probablemente rastros de vida orgánica. Usaremos los túneles de lava y las intumescencias dejadas por los choques de aerolitos.

Vivir bajo Marte es algo que, por analogía, expertos en minería subterránea pueden ensayar en Chile; vivir en un planeta helado (entre los -140 y los más 10°C) es algo que se puede ensayar en la Antártica. Sabemos producir comida, microalgas, hongos, cultivos bacterianos, conservas para 3 años. Sabemos diseñar y usar ropa técnica, sabemos enfrentar las situaciones límites que nos pone nuestra geografía y tectónica.

No es primera vez que escribo sobre este tema, pero el taco de misiones en Marte de este mes de vacaciones y pandemia, no deja de hacer ruido en mi cabeza de ingeniero. Necesitamos una agencia espacial chilena y también necesitamos algún audaz millonario privado que se atreva. En décadas, solo tenemos 2 satélites en el espacio, mientras un grupo de jóvenes privados argentinos ya ha colocado 21 en órbita y funcionando. Tal vez una buena alianza público-privada con universidades y centros de investigación nacionales e internacionales pueda levantar ideas más allá de lo que el estado de Chile no ha podido.

Fuente: Comunicaciones USM

* Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten, y no representan necesariamente el pensamiento del Departamento y la Universidad.

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Picture of María Cirano

María Cirano

Chile 🇨🇱
Arquitecta y Fotógrafa

El Ingeniero Comercial USM realizó un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci.

Andy Carreño, Ingeniero Comercial de la Universidad Técnica Federico Santa María conoció a su actual señora -de nacionalidad francesa- en nuestra Casa de Estudios. Por ello, decidió emigrar a Francia, donde estudió un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci. Cabe destacar, que en su época universitaria realizó una pasantía en La Bocconi, universidad ubicada en Milán.

Andy el 2016 decidiste comenzar una nueva vida en Francia, ¿cómo surgió esta idea y por qué en aquel país?

“En mi época universitaria me fui de intercambio a La Bocconi, universidad ubicada en Milán. Me enamoré de Europa y siempre quise volver. Además, conocí a mi actual señora francesa quien se encontraba de pasantía en la Universidad Técnica Federico Santa María.

Luego de finalizar mis estudios, decidí emigrar a Francia para estar con ella. No obstante, la gran dificultad de este cambio de vida ha sido el idioma aunque éste ha mejorado año tras año. Cursé una formación intensiva para aprender francés y posteriormente trabajé en una start up lo que me permitió obtener un mejor nivel escrito y oral de la lengua. Además, realicé un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci.

Vivir en el extranjero ha sido una gran experiencia. Me reúno con una comunidad de chilenos para eventos claves, como lo son las Fiestas Patrias. También, los franceses me han acogido muy bien en los trabajos y han sido empáticos con mi llegada”.

Volviendo al pasado, ¿por qué decidiste estudiar en la Universidad Técnica Federico Santa María? ¿qué valoras de ser un exalumno de nuestra Casa de Estudios?

“Nací en Valparaíso y gran parte de mi familia estudió en la Universidad Técnica Federico Santa María. Por ello, decidí ingresar a dicha Casa de Estudios. Su prestigio e historia, la hace aún más única.

Por otra parte, me siento orgullo de ser parte de la comunidad sansana. He visto bastantes reportajes de exalumnos y de académicos que se destacan en un área en particular. Tengo excelentes recuerdos y lo que más me fascina es la infraestructura del edificio emblemático del Campus Casa Central Valparaíso.

La USM me entregó una formación sólida que nos lleva a ser excelentes profesionales, donde encontramos soluciones a todos los problemas. Además, contamos con una tremenda capacidad de adaptación”.

Por otra parte, estudiaste un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci ¿cómo calificarías dicha experiencia?

“Fue una gran experiencia estudiar un MBA en Francia, donde mi objetivo fue conocer las finanzas internacionales y francesa. Allí conocí muchas personas de múltiples culturas e hice grandes contactos”.

 

Finalmente, ¿cómo te ves de acá a cinco años más? ¿cuáles son tus proyecciones profesionales?

“Me gustaría relacionarme más con la agricultura francesa. Además, mi proyecto a mediano plazo es ser asesor financiero de dicha industria en este país”.