Académica de la USM y presidenta del Comité chileno del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios – ICOMOS, Marcela Hurtado, se refiere a la grave crisis patrimonial que vive la ciudad puerto desde octubre pasado. Enfatiza la urgencia de voluntad política y de un trabajo multidisciplinario para subsanar el agravio cultural de la ciudad.
Dramática. Así califica Marcela Hurtado, académica del Departamento de Arquitectura de la Universidad Técnica Federico Santa María, la difícil situación de Valparaíso tras el estallido social. Desde octubre del 2019, son más de 800 los inmuebles patrimoniales o monumentos nacionales de todo el país que han sufrido daños. En tanto, en Valparaíso, emblemáticos edificios han sido gravemente afectados o vandalizados lo que en cifras, se traduce a más de U$ 182 millones en pérdidas por destrucción, según un estudio de la oficina de urbanismo Atisba.
Edificios como El Mercurio de Valparaíso, la biblioteca Severín, el Museo de Historia Natural, diversas esculturas y estatuas, la Catedral de Valparaíso, además de la zona patrimonial declarada por la Unesco el 2003, se suman a los más de 1.600 monumentos o bienes patrimoniales de todo el país catastrados por la subsecretaría de Patrimonio Cultural. En este artículo, la arquitecta y presidenta del Comité chileno del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), se refiere a la vulnerabilidad de la ciudad puerto, el replanteamiento de los conceptos de identidad y patrimonio, y la posibilidad de recuperar los monumentos e inmuebles patrimoniales de la ciudad.
En su rol como presidenta de ICOMOS y especialista en patrimonio, ¿cómo ve la situación tras el estallido social?
A cada uno de nosotros, desde sus diversas disciplinas, nos ha impactado lo que ha ocurrido. Evidentemente para quienes trabajamos en patrimonio, nos sorprende enormemente el grado de desvinculación o desapego de una gran mayoría hacia el patrimonio, la herencia construida. El patrimonio es el soporte de la identidad, es un elemento que aglutina, que debe ser compartido y democrático, pero te das cuenta que esa visión no es compartida por toda la sociedad. Esta crisis también ha repercutido en cómo nosotros percibimos el patrimonio. Este legado material, indisociable del inmaterial, va construyendo tu historia y tu no puedes destruir tu historia.
¿Falta representación?
Se puede reconocer y es parte de la reflexión que uno ha hecho en estos meses, que hay momentos o hechos de la historia que están menos representados, eso es un hecho. Creo que de alguna manera hay una historia que está instalada y que es mucho más visibilizada y esa historia ha postergado otras miradas y a ciertos grupos, indudablemente. Se habla de las minorías étnicas, que pueden ser minorías en términos numéricos, pero son una parte fundamental de nuestra identidad, de nuestra historia, no podemos desconocerla ni borrarla. Hay una tradición que no ha recogido esas manifestaciones y que hoy vemos que se instalan fuertemente. Todo ese sentir aparece, lo que ha implicado destruir o re-significar, alterando y modificando algunos momentos que son parte de esa “otra historia”.
La recomendación de los organismos internacionales y de quienes trabajamos en temas de patrimonio, es que las visiones tienen que ser compartidas por las comunidades y para eso deben existir ciertas reflexiones periódicas tendientes a construir un concepto de valoración del patrimonio más amplio e inclusivo. Sin ir más lejos, la definición de monumentos incluida en nuestra la Ley de Monumentos Nacionales es bastante anacrónica, y es por eso que se está presentando un nuevo proyecto de Ley de Patrimonio Cultural que busca cambiar esta definición; esas actualizaciones debieran ser más periódicas y también más compartidas por la comunidad.
En Valparaíso, particularmente, la situación es aún más precaria pues es una ciudad históricamente vulnerada y que ha sufrido constantes daños.
Las amenazas en Valparaíso son de todo tipo, naturales y antrópicas, y esta es una de ellas. Tal como dices, Valparaíso está en un estado de vulnerabilidad tremenda. Estos incendios que ocurren revelan por un lado la precariedad de la física territorial pero también institucional en el sentido que no hay conciencia, no hay debido apoyo, no están las políticas públicas suficientemente robustas para apoyar a la ciudad y su estructura física, y eso redunda directamente en la calidad de vida de las personas. Valparaíso es una ciudad que está muy deprimida y ahora le ha tocado duro, es una situación dramática que va a requerir de voluntad política, del apoyo de instituciones, de especialistas, de las universidades, para hacer una buena propuesta de revitalización de Valparaíso.
Por otro lado, la ciudad tiene una zona inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, y para nosotros como ICOMOS es especialmente preocupante porque el foco del ICOMOS son los sitios de patrimonio mundial. En ese sentido, estamos muy atentos, no por querer preservar ese perímetro solamente, sino que esta es una parte de la ciudad que está muy vinculada con sus habitantes, con ciertas actividades económicas, por lo tanto, todo lo que ocurre dentro del sitio y en su entorno afecta, pues afecta a los valores, la propia significación de este lugar.
Considerando esta situación. ¿La Unesco debiese tomar algún rol respecto a esta visible destrucción?
Precisamente uno de los puentes es ICOMOS, porque es el uno de los interlocutores ante la Unesco en temas de patrimonio mundial. Hasta ahora no hemos sido contactados sobre este tema en particular, lo que no impide que nosotros podamos emitir un informe o alguna opinión respecto a lo que está ocurriendo. Como primera medida, vamos a difundir un comunicado; también tenemos reuniones agendadas con diversas autoridades, dado que nuestra idea más allá de denunciar es ser propositivo, y ser parte de instancias de debate y reflexión sobre cómo y qué se está valorando bajo el concepto de patrimonio.
Según un informe de la oficina de arquitectos Atisba, la cifra en daños asciende a US $ 182 millones. ¿Cree posible recuperar el patrimonio de Valparaíso?
Se puede recuperar, pero se necesita de voluntad política por sobretodo. También se necesita de un trabajo conjunto, donde todos los actores se coordinen, tanto comunales como regionales, con apoyo del ámbito nacional. Y ahí uno comienza a ver cómo cada uno, desde su trinchera política, con oportunismo político o no, se compromete. Esto requiere de un apoyo transversal y eso siempre redunda en recursos y de un proyecto bien planteado. Yo creo que perfectamente es posible.
En términos técnicos, se puede. Ahora en términos políticos y económicos, es más difícil, porque requiere de esta voluntad política transversal que hemos conversado. Creo que es lo más difícil, pero que también es parte de lo que nosotros queremos proponer y sugerir a las autoridades. Es complicado además en este proceso llegar a acuerdos, porque tanto el alcalde de Valparaíso como el intendente de la Región han sido muy cuestionados. Finalmente, la discusión se traslada siempre a lo político.
En los ámbitos mas técnicos existe la voluntad y sin dudas hay gente de primer nivel que va a estar dispuesta a trabajar, a aportar con ideas. Por otro lado, el apoyo coordinado de las universidades también es posible. Pero si el tema es cómo logramos articular todos los intereses y voluntades. Nosotros como ICOMOS, desde nuestra misión, vamos a sugerir algunas estrategias y recomendaciones y ver qué acogida tienen.
Fuente: Comunicaciones USM