La urbe comestible del siglo XXI contra el cambio climático – Columna Pedro Serrano

La Humanidad ha crecido casi en 7.000.000.000 de personas vivas en menos de 100 años. Un número increíble, que comenzó a romper estadísticas en 1860, cuando éramos “solo” 1.000.000.000. La revolución industrial, las vacunas, la medicina, la higiene, la tecnología, el intercambio, han permitido un crecimiento acelerado de nuestra especie, hemos cubierto casi toda la Tierra firme y de paso hemos contaminado la atmósfera, contaminado todas las aguas, reducido las selvas, extinto especies. Hemos cambiado profundamente la superficie del planeta, generado conocimiento, hemos ido a las profundidades oceánicas, amartizado, cruzado la cola de cometas, chocado con asteroides y alunizado en muchas oportunidades.

Hoy en día la humanidad esta revisando, estudiando y tratando de amortiguar su propio impacto y por supuesto, estamos en una crisis climática severa. Muchos, sobre todo los que manejan y lucran con el sistema de mercado global no creen en la crisis y la niegan (o hacen que no creen mientras ganen dinero). A lo europeos les quedan cada vez menos dudas por la magnitud de los desastres climáticos del 2023 y al norte de África en el mes de septiembre del 2023, con más de 10.000 muertos es un solo evento de inauditas lluvias, tampoco le quedan dudas. Grandes y mortales eventos climáticos han golpeado este año a Alemania, España. Grecia, Rumania, Afganistán, India, China, Japón, Australia, Paquistán, Brasil, India, incluso a Chile con enormes inundaciones.

El desafío de fondo está en cómo en los próximos 50 años, a partir de ahora mismo, las nuevas generaciones lograran amortiguar, cambiar y ojalá controlar el cambio climático producto de un calentamiento global de origen antrópico que lleva unos 250 años acumulándose.

Pues bien, aquí hay una oportunidad enorme para los planificadores urbanos de las ciudades del planeta, algunas ya convertidas en megalópolis de hasta 30.000.000 de habitantes conurbados, casi todo un país en un área de 1500 km2 y radios de 60 kilómetros. El área metropolitana de México tiene 22.000.000 de habitantes, Tokio tiene 37.000.000 y casi 2200 km2. (Chile tiene 20.000.000 de habitantes de los cuales casi 10 millones viven en el área metropolitana Santiago-Valparaíso). La estadística muestra una clara tendencia de la población humana a residir en ciudades, dejando un gran espacio de tierras agrícolas, forestas y montañas casi deshabitadas. La ciudad presiona por agua, alimentos, materiales, que están siendo producidos cada vez más robóticamente, de paso deforestando enormes selvas. Argentina produce, casi sin campesinos, soja para 400.000.000 de habitantes y son solo 40.000.000. La oportunidad que plantearemos aquí, esta convertir a las ciudades en “prosumidoras” productoras y consumidoras de frutas, granos y hortalizas, con uso eficiente del agua, poca energía, bajo en traslados y bajo en intermediarios, pero sobre todo hasta 10 veces más consumidoras-secuestradoras activas de CO2 que el mismo territorio plano antiguo donde están construidas, cubierto ahora de edificaciones rutas y calles.

El planteamiento de la ciudad comestible parte por desarrollar parques, plazas y veredas, con alta presencia de arboles frutales, hortalizas, flores, fuentes de agua, y continua con una nueva clase de edificaciones de altura, edificaciones con diversas formas de colocar áreas verdes con prevalencia de comestibles ya sean árboles arbustos frutales y hortalizas. Si se logra esto en parte de las paredes terrazas y hasta pisos completos de un edificio, se tiene una superficie cultivada mucho mayor que la ocupada de planta por el mismo edificio. Proyectando una manzana de una hectárea cubierta con edificios de 10 pisos se tendrían al menos 10 hectáreas de cultivos tanto alimenticios, como ornamentales o simplemente de sombra.

Las ventajas de esto son muchas, sobre todo frente al cambio climático:

  • Se multiplica la capacidad absorbente, secuestro de carbono, en la ciudad.
  • De paso se limpia de contaminantes el aire en la ciudad.
  • Aumenta notablemente la disponibilidad de oxigeno.
  • Hay una mejor regulación de temperaturas ambiente, tanto para el frio como para el calor, las plantas tienen sobre el 80% de agua en su estructura molecular, vale decir inercia térmica, evaporan además, agua limpia.
  • Mejora el control de la humedad relativa del aire.
  • La masa verde actúa como aislante térmico de las edificaciones. (controla frio y calor).
  • Se reduce el consumo energético en la regulación térmica de ambientes interiores.
  • Disminuye la reflectividad de calor al espacio.
  • Como superficie rugosa modera los vientos urbanos.
  • El acceso al sol se convierte en una importante variable de la planificación urbana.
  • El agua, con sistemas de uso eficiente como, goteo computadorizado, la hidroponía, la Aero ponía, con sistemas de filtro y tratamiento avanzado de aguas grises y negras debiese ser en su mayoría la de uso doméstico del edificio.
  • El uso de tierra o suelo agrícola requiere cálculos especiales de estructuras tratamiento especiales de las estructuras y pisos del edificio, es posible que sea esto necesario para cultivo de gramíneas, más no el de hortalizas.
  • El auto cultivo y autoconsumo viene acompañado de un cambio cultural y educativo.
  • El horticultor urbano ideal es probablemente un campesino urbanizado.
  • Con buena planificación y disciplina la antigua cadena de compradores, distribuidores, transportistas, etc., tiende a desaparecer.
  • El autoconsumo implica bajas notables en los costes alimentarios.
  • Aumenta la posibilidad de existencia de especies de pájaros, insectos. Insectos polinizadores, apicultura, etc. al generarse un nuevo ecosistema dinámico urbano.
  • También hay que considerar el cambio positivo del paisaje.
  • La edificación es un interesante soporte para la agricultura tecnologizada, creativa, emprendimientos con impulsos naturales, respeto ambiental. Esto implica trabajo cercano y productivo.

La ciudad comestible del futuro será intensamente verde y entre muchas cosas interesantes, podrá aparecer el “Neo campesino urbano” un habitante que, apoyado por la informática, la automatización, y tecnologías como la hidroponía, el riego inteligente, energía solar, la iluminación eficiente y por supuesto, de la IA, se harán cargo de la producción de hortalizas, berries, tomates, pimentones, tubérculos en sistemas fuera del suelo, zapallos, arboles frutales, cuidado de los árboles de sombra, apicultura urbana, cosechas, empaques y distribución en su propia comunidad o para la misma ciudad.

Este tipo de ciudades requiere normas, regulación, incentivos y políticas enfocadas con prioridades en el cambio climático y el autoconsumo citadino, vale decir una prioridad ambiental de urgencia global, y una prioridad alimentaria que será necesaria.

La ciudad verde y la ciudad comestible son parte de las soluciones urgentes que necesita el planeta frente a crisis como el calentamiento global, la extinción de especies animales y la pérdida de ecosistemas globales fundamentales. Por supuesto un desafío para los nuevos arquitectos y urbanistas.

Msc Pedro Serrano Rodríguez
Director unidad de Arquitectura Extrema UTFSM
Presidente Directorio Fundación Terram Para el Desarrollo Sustentable
Socio de ACHIDE Asociación Chilena del Espacio
Comité científico Fundación Interuniversitaria del CRUV para la sustentabilidad territorial
Miembro del Foro de Altos estudios Sociales de Valparaíso
Fellow de Ashoka, Emprendedores sociales globales.

3 noviembre, 2020 | Factoria 5


* Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten, y no representan necesariamente el pensamiento del Departamento y la Universidad.

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Picture of María Cirano

María Cirano

Chile 🇨🇱
Arquitecta y Fotógrafa

El Ingeniero Comercial USM realizó un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci.

Andy Carreño, Ingeniero Comercial de la Universidad Técnica Federico Santa María conoció a su actual señora -de nacionalidad francesa- en nuestra Casa de Estudios. Por ello, decidió emigrar a Francia, donde estudió un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci. Cabe destacar, que en su época universitaria realizó una pasantía en La Bocconi, universidad ubicada en Milán.

Andy el 2016 decidiste comenzar una nueva vida en Francia, ¿cómo surgió esta idea y por qué en aquel país?

“En mi época universitaria me fui de intercambio a La Bocconi, universidad ubicada en Milán. Me enamoré de Europa y siempre quise volver. Además, conocí a mi actual señora francesa quien se encontraba de pasantía en la Universidad Técnica Federico Santa María.

Luego de finalizar mis estudios, decidí emigrar a Francia para estar con ella. No obstante, la gran dificultad de este cambio de vida ha sido el idioma aunque éste ha mejorado año tras año. Cursé una formación intensiva para aprender francés y posteriormente trabajé en una start up lo que me permitió obtener un mejor nivel escrito y oral de la lengua. Además, realicé un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci.

Vivir en el extranjero ha sido una gran experiencia. Me reúno con una comunidad de chilenos para eventos claves, como lo son las Fiestas Patrias. También, los franceses me han acogido muy bien en los trabajos y han sido empáticos con mi llegada”.

Volviendo al pasado, ¿por qué decidiste estudiar en la Universidad Técnica Federico Santa María? ¿qué valoras de ser un exalumno de nuestra Casa de Estudios?

“Nací en Valparaíso y gran parte de mi familia estudió en la Universidad Técnica Federico Santa María. Por ello, decidí ingresar a dicha Casa de Estudios. Su prestigio e historia, la hace aún más única.

Por otra parte, me siento orgullo de ser parte de la comunidad sansana. He visto bastantes reportajes de exalumnos y de académicos que se destacan en un área en particular. Tengo excelentes recuerdos y lo que más me fascina es la infraestructura del edificio emblemático del Campus Casa Central Valparaíso.

La USM me entregó una formación sólida que nos lleva a ser excelentes profesionales, donde encontramos soluciones a todos los problemas. Además, contamos con una tremenda capacidad de adaptación”.

Por otra parte, estudiaste un MBA en Control de Gestión en el Institut Léonard de Vinci ¿cómo calificarías dicha experiencia?

“Fue una gran experiencia estudiar un MBA en Francia, donde mi objetivo fue conocer las finanzas internacionales y francesa. Allí conocí muchas personas de múltiples culturas e hice grandes contactos”.

 

Finalmente, ¿cómo te ves de acá a cinco años más? ¿cuáles son tus proyecciones profesionales?

“Me gustaría relacionarme más con la agricultura francesa. Además, mi proyecto a mediano plazo es ser asesor financiero de dicha industria en este país”.